Acabo de escuchar una obra de teatro de mi hermano José Ruibal, El Padre, grabada por Eduardo Aldiser y las lágrimas asomaron a mis ojos. Recuerdo muy bien cuando la escribió y me la dio a leer. Lo hacía siempre con cada una que creaba, o me leía fragmentos antes de terminarla. En aquel momento vivíamos en Madrid y nos veíamos con frecuencia. Siempre me acariciaba el pelo. Aun me lo hacía de mayor, cuando estaba sentado a mi lado. Al terminar el servicio militar se fue para Argentina donde estaba mi hermana Mercedes y un montón de tíos y la abuela materna. Estuvo 10 años allí, repartiendo su vida entre Buenos Aires y Montevideo, Uruguay.
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Angeles Ruibal – El Pepe Ruibal que estudió en Compostela
Ya antes vivimos lejos. En su juventud él estudiaba en Santiago de Compostela y estaba fuera de casa casi todo el año. Allí vivía con el tío Arturo, un hombre poderoso, hermano mayor de mi padre José Ruibal Castro. El tío tenía la empresa de construcción más importante de la ciudad o tal vez la única en aquella época. La parte antigua y monumental de Santiago está casi toda construida por él en cuanto a edificios que se fueron agregando, cuidando el estilo. Hizo el primer cine, que era de su propiedad al lado de su vivienda, muy cerca de la estación antigua del ferrocarril. Toda la manzana era suya. Mi hermano venía muy poco a casa. Solo cuando lo traía el tío en su poderoso Rolls-Royce, que aún parecía más grande e importante en nuestra pequeña aldea. Solía ser en las fiestas más importantes de San Andrés de Geve o Santo André de Xeve como se dice en galego.
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Angeles Ruibal – Y esto de las fiestas en Xeve me traen recuerdos
Como cada año, aquella Nochebuena fuimos toda la familia a la misa de gallo. A la vuelta, con un grupo de vecinos volvíamos cantando villancicos y nos detuvimos en la Taberna de Pampín. Tomaron licores los mayores y chocolate los niños. Fue una de las últimas Navidades que celebramos juntos en Geve / Xeve. Pepe Ruibal se subió al enorme mostrador de mármol con una ristra de rojos chorizos que sacó de la cocina. Se puso de rodillas con expresión exageradamente religiosa y, como si estuviera rezando el rosario, comenzó a pasar los chorizos entres sus dedos y decir disparates. Hablaba muy serio pero con tanta gracia, que todos los vecinos se partían de risa. Yo con 6 o 7 años no comprendía muy bien aquel lenguaje, pero todos festejaban mucho sus palabras. Me reía con ellos. Ahora pienso que tal vez ese día creó su primer obra de teatro, que por cierto, fue muy aplaudida. Con solo 21 años, tuvo que irse al servicio militar a Madrid. Yo seguí sin verlo con frecuencia. Los permisos eran muy limitados y esas navidades era uno de ellos.
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Angeles Ruibal – Cuando volvió José Ruibal de Argentina
Tras unos años en ambas orillas del Río de la Plata, lo vimos volver. A su regreso yo era una joven mamá con 19 años. Hicimos una gran fiesta en su honor y me pidió que cantara ¡Y canté, claro! Se emocionó tanto que me dijo «¿No te gustaría estudiar canto?». Yo le dije que sí, pero había un marido y una niña que atender. A los pocos meses mi marido se fue a Francia a trabajar con su tío, como solían hacer los hombres que no conseguían un digno trabajo en España. Mi hija Graciela Baquero Ruibal y yo nos fuimos con mis hermanos y mi madre a vivir a Vigo. Pepe, como solíamos llamarle, sabía que me gustaba la música y me trajo de Argentina discos de folklore. Fue así como me enamoré de Atahualpa Yupanqui, Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Los Hermanos Abalos y Carmen Guzmán.
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Angeles Ruibal – Mi hermano Pepe me acercó a los libros
Me solía dar libros muy interesantes para leer, pero recuerdo con mucho cariño los primeros, eran las Fábulas de Esopo y Samaniego. Fue allí donde descubrí la raíz de muchos cuentos infantiles que había leído de niña. En nuestra casa de Geve no teníamos libros importantes. En la Guerra Civil, mi padre los llevó a casa de su hermano en Santiago de Compostela, para salvarse el pellejo. El tío Arturo Ruibal les hacía las construcciones a los curas y no registraban su vivienda. Mi padre era simpatizante de los Republicanos y eso era peligroso. El secreto estaba que uno de sus tíos y otro hermano mayor, eran curas y dominaban el mundo. Mi padre fue el menor de seis hermanos. Aunque también estudió para sacerdote desde los ocho años, era el único revolucionario de la familia.
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Angeles Ruibal – Los libros del cura de mi San Andrés de Geve
Siempre me gustó leer y al no tener libros en casa y sin papá a mi lado. Antes, cuando era pequeña, me solía decír fragmentos de obras de teatro clasico y hermosos poemas de memoria. Como solución, se los pedí a nuestro viejo cura. Eran libros de historias religiosas, pero me parecían cuentos o novelas. Algunos me llegaron a gustar mucho. Lo que no recuerdo son sus títulos y el nombre de los escritores.
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Angeles Ruibal – Mi hermano ¡En la cárcel de Vigo!
Cuando vivíamos en Vigo, aparecieron unos carteles en los muros dedicados a Franco pero con muy mala leche. Inmediatamente vinieron cuatro policía a registrar nuestra casa. Habían deducido qué, cómo mi hermano era un escritor recién llegado y estaban tan bien escritos, los había hecho él. Esa fue la explicación que dieron y tal vez fuese verdad. Estaba muy metido en la política antifranquista. Al poco tiempo lo encerraron en la cárcel y lo soltaron al mes siguiente. Era muy listo y un gran actor para engañarles. Yo le solía llevar la rica comida hecha por nuestra madre o de la cocina maravillosa de Casa Julio. Eso me inspiró este poema al Museo Marco en lo que se transformó el edificio céntrico de la cárcel, en Calle Príncipe.
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Angeles Ruibal – Pepe Ruibal fue mi ángel
En Vigo me buscó una profesora de canto y comencé a estudiar, pero era soprano lírica y me hicía cantar siempre en su registro, sin más preparación. Acabé teniendo principio de nódulos en el primer mes y la dejé para curarme. Estuve un mes sin hablar ¡Se imaginan!. Luego estudié acordes y ritmo de guitarra con el bueno de Lino. Era el barbero de mis hermanos, que también tocaba el violín en la Banda Municipal. La primera canción que aprendí fue Yo vendo unos ojos negros. ¡Qué bonito!
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Angeles Ruibal – Y pusimos rumbo a Madrid!
Al año siguiente Pepe reunió a la familia y dijo que yo tenía que estudiar en Madrid. Con él me fuí cuando se casó con Consuelo, la hija del Conde Pajares y arqueólogo Luis Vázquez de Parga, director del Museo de Arqueología. Su esposa era Consuelo Gutiérrez del Arroyo, directora de la Biblioteca Pública Nacional. O sea que un mismo matrimonio dirigían las dos grandes instituciones españolas que conforman la manzana al sur de la Plaza Colón de Madrid. Una familia maravillosa que quise y quiero mucho. José era tan inteligente, que conquistaba a todos. Recorrió el mundo y fue en Estados Unidos donde le estrenaron sus obras más importantes. Aun hoy me escriben estudiantes preguntándome cosas sobre él. Su teatro se sigue analizando y representando en las grandes universidades de ese país. Muchos alumnos escriben tesis sobre sus obras. Tuvo un cargo en el departamento de arte dramático del Actors Studio de Nueva York ¡Nada más, ni nada menos! En los 80, viviendo yo en Buenos Aires, recibí una carta con una nota de prensa enorme donde decían que lo habían nombrado Alcalde Honorífico de San Antonio, en California, EEUU. Me hizo muchísima gracia.Todo un orgullo para mi.
José Pepe Ruibal fue mi hermano mayor y aunque nos separaban 15 años, nos entendíamos muy bien. Siempre me aconsejaba y yo lo escuchaba con devoción. Hermanito querido, siempre estás en mi pensamiento!! Gracias por tus enseñanzas y tu cariño!! Aquí está tu obra en una versión de teatro leído realizada en 2018 por Eduardo Aldiser en nuestra Pontevedra del alma
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