
Angeles Ruibal – El 6 de Abril 2019 fui a la presentación del libro Abriliario de Petronila Daza González, poeta gaditana que reside en Santiago de Compostela. Fue muy grato conocerla y disfrutar de la poesía de Petri, como la llaman sus amigos. La cita en la Fundación Cuña-Casasbellas donde, como siempre, me encontré con el abrazo de Miguel Ángel Cuña- Casasbellas a quien conozco de cuando era un niño y venía a mi casa. Petronila Daza presentaba su nuevo libro, el segundo tras Prantos de sal. Es una mujer sensible, soñadora y su poesía inundó mi alma de emociones. Su Abriliario es un poemario lleno de vivencias personales que me invitó a leerlo aquella misma noche. No es fácil que eso ocurra, pero como yo soy amante de la buena poesía, cuando ésta me llega a lo más hondo, pasa. Es mágico!
Angeles Ruibal «Unos versos del poemario de Petronila Daza»
«Sola, desnuda, en el extremo continuo
de las líneas curvas
de las incansables olas…
Me busco en la soledad del mar…
y me encuentro con la sal,
y me encuentro con una parte de aquel tiempo».
La imagen de la portada y contratapa tienen un hermoso cuadro del pintor Delio Sánchez. La edición es de Colección voces de la tierra TarQus Editorial. Un bello libro conteniendo poemas entrañables.
Angeles Ruibal «Petronila, un nombre que me trae muchos recuerdos»
Os diré que el nombre de nuestra poeta me transportó a mi infancia, a la vendedora de rosquillas de los días de fiesta de mi pueblo San Andrés de Xeve y otras romerías en Santa María de Xeve, San Benito de Lérez y Tenorio. Sus rosquillas y caramelos me sabían a gloria, si es que esta tiene sabor. Mi familia, después de cenar ricas empanadas y carnes de todo tipo, me llevaban a los caballitos y barquitas voladoras. Luego, cuando estaba cansada, me dejaban encima de una mantita al lado de nuestra vecina y yo feliz. Petronila era una tierna abuelita para mi, me cuidaba y me tapaba cuando me quedaba dormida al lado de su canasto lleno de rosquillas y caramelos. Solía darme alguna que otra, pero seguro que mi madre le habrá puesto un límite, aunque yo nunca fui muy golosa. Lo que sí sé es que Petronila, al final de la noche, tenía una recompensa de parte de mi mamá. Y todos contentos!
A la poeta Petronila Daza González le dedico este poema que he cantado de Gustavo Adolfo Bécquer
Angeles Ruibal Pontevedra Galicia España
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